lunes, 14 de septiembre de 2009

LOTA MONCADA

EL DÍA SE LEVANTA...

El día se levanta,
lento, sobre el río.
Tanto corazón
entre la bruma,
tan pocas manos...
¿Cómo evitar la soledad
que, esta mañana,
me golpea la piel
con su cuchillo?
Ilusión, magia, delirio,
o será, quizás,
tan sólo el frío…
......................................
LOTA MONCADA. Hablar sobre mí misma es, en realidad, poco importante. Algunos datos para quien quiera conocer “el cuerpo” por detrás del alma.
Nací en Santiago de Chile, en marzo del 48, hija de padre chileno, Julio Moncada, poeta, y de madre uruguaya, Zulema Laborde, actriz y titiritera.
Me tendría que llamar Carolina, pero al nacer, mi madre, enamorada del pueblo minero de Lota, conmovida con su historia de luchas y su sensible acogida a su trabajo, perpetró el homenaje…
Confieso que hubo algunos momentos duros hasta asumir la belleza sonora de la voz mapuche, Louta… que derivó posteriormente en Lota, y quiere decir (en mapundungun) Pequeño Caserío.
Los niños suelen ser crueles y las rimas (pobres es cierto!) eran muchas y repetidas!
Nací, como muchos, con un destino trazado, y rodeada de letras y palabras por todos lados. Como tenía ansias de lectura, y no siempre había el tiempo para leerme todo lo que mi natural inquietud solicitaba, me alfabetizaron muy temprano. A los 4 años leía, lentamente, pero leía, y pasmemos, escribía poemas!
Nada extraordinario si se piensa que por mi casa transitaban permanentemente poetas, pintores, actores, artistas de toda catadura, en general, generosos y pacientes con la inquieta pequeña.
Pablo Neruda, Juvencio Valle (y sus hijos, mis amigos de infancia), Gonzalo Rojas, Nicomedes Guzmán, Ángel Cruchaga Santa María… mi absoluto primer amor infantil!

Luego, con 5 años a vivir en Uruguay, tierra de mi madre, en Durazno, la estancia y en la casa de mis abuelos maternos. A mis 8 años, Montevideo, de donde no hubiera querido salir nunca, en donde cursé la escuela y el liceo, al cabo del cual, con mi madre y su esposo, vinimos a vivir a Brasil.
Curitiba, Paraná, ni una palabra de portugués, colegio en el que se estudiaba latín, griego clásico, el tremendo choque cultural… El descubrimiento.
Para acortar la historia, cursé una Licenciatura en Filosofía y comencé a hacer teatro, trabajando a un tiempo en la televisión. También daba clases de español y francés, en los ratos de ocio.
He vivido muchos años, intermitentemente en Brasil, Uruguay, Francia, Chile, actualmente, vivo en Porto Alegre.
El teatro superó a la escritura ampliamente y ha sido mi profesión y mi gran amor.
Tengo también un hijo maravilloso y hace poco más de un año, una nieta fresca y bella, que ha venido a renovar mi amor por la vida.

En los últimos 44 años me declaro una escritora bisiesta que cree en inspiración y necesita cierta dosis de melancolía para cometer mis escritos.
Esta soy yo, o parte de mí, un “pequeño caserío” que puede esconder sorpresas…

http://palavraspalabras.blogspot.com

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